¿Cómo
me veo?
Patricia se levanta
para ir a la secundaria, una vez más se ve frente al espejo
y se siente muy gorda; su peso es muy aproximado al de las otras
compañeras de la escuela, pero ella insiste en que pesa
mucho más que las otras jóvenes y, que además,
es mucho más fea porque su tono de piel es moreno y su
estatura es baja; el hecho es que todos los demás, tanto
hombres como mujeres, comparten esas últimas características
físicas.
Patricia pasa mucho tiempo con sus amigas, comparten intereses
y se cuentan sus intimidades, y ella siempre se queja de su apariencia.
Ven revistas, se comparan con la artista de moda o con la actriz
de la nueva telenovela. Patricia se siente muy mal cada vez que
hablan sobre la figura o la estatura o el tono de la piel. Se
siente peor cuando, por enésima vez, se da cuenta de que
ella es muy diferente a las mujeres de las revistas. Un día
leyó un artículo sobre una nueva crema que sirve
para aclara el tono de la piel. Se sintió muy feliz al
pensar que podía cambiar uno de sus "defectos";
pero la crema era muy cara y Patricia no pudo comprarla. Entonces
decidió ahorrar para más adelante.
Sus amigas la escuchan, se ríen con ella porque creen que
es una más de sus bromas. Patricia es un gran apoyo siempre
que alguien se siente mal, pareciera que cuenta con todo el tiempo,
el carácter y la fortaleza para consolar a los otros. Por
eso sus amigas la escuchan durante tantos recreos, la ayudan a
copiar recetas de dietas para adelgazar, que nunca son terminadas
por la desesperación de Patricia: quiere adelgazar inmediatamente,
y como no ve resultados, acaba por dejarlas a un lado.
Si la invitan a una fiesta, le pide a su mamá que la ayude
a pintarse, a peinarse como vio en alguna parte. Pasan tiempo
haciendo lo que Patricia pide, pero siempre acaba despintándose
y haciéndose la cola de caballo de todos los días:
nada le parece adecuado para ella. Todas las veces, de cualquier
forma, se siente fea.
Como siente que nunca podrá terminar una dieta, ha decidido
dejar de comer para ver si así cambia su figura. Si su
mamá la regaña por dejar la comida durante varios
días, Patricia se la come rápidamente. Se la come
rápidamente para terminar pronto con el suplicio que implica
comer. Poco después va al baño, sin que nadie se
de cuenta, y vomita todo lo que comió.
Aunque su mamá ya le ha hecho composturas al uniforme porque
ya le queda grande, Patricia insiste en que cada día gana
más peso.
Patricia vive muy angustiada, porque no encuentra una salida para
resolver su problema y sentirse bien consigo misma.
Cuando
la apariencia es un problema
¿Con quién se identifican?
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