Más allá de ver la Historia como una serie de celebraciones por las fiestas patrias, de natalicios y aniversarios luctuosos de héroes nacionales, podemos mirarla desde una perspectiva lúdica, es decir, darle un sentido agradable y entretenido en el que los alumnos aprendan sobre nuestros antecedentes históricos de una forma placentera y tangible.
Es necesario proporcionar espacios de reflexión de nuestra identidad regional y nacional, para encontrar nuestras raíces y valores; y defender así, nuestra herencia prehispánica y colonial.
Para desarrollar adecuadamente el pensamiento histórico del alumno, es conveniente dejar atrás viejas prácticas académicas: memorizar nombres, fechas y batallas importantes, cuestionarios orales y escritos y copias de biografías y monografías.
La Historia, a pesar de que hable del pasado, está viva y presente en muchos ámbitos de nuestras vidas. En la enseñanza de la Historia podemos valernos de varios recursos didácticos, como los cuentos, poemas, cartas, crónicas, calendarios, anales y fuentes primarias, tales como los Códices, memoria viva de nuestra historia que se presentan en este proyecto. El contacto con este tipo de fuentes produce la sensación de presenciar los sucesos históricos y de participar en ellos, y constituyen una experiencia viva que nos ayuda a entender y enorgullecernos de nuestras raíces prehispánicas.
El conocimiento de nuestro pasado no tiene que ser árido para los alumnos. Por el contrario, podemos enseñar en un espacio lúdico y placentero; en donde la imaginación, la investigación y la creatividad vayan de la mano del aprendizaje.
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