“Un planeta y un planeta enano son prácticamente iguales, pero la diferencia entre uno y otro, es que un planeta enano no tiene dominancia orbital y comparte el espacio con otros cuerpos celestes”.
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Para explorar el Sistema Solar en la búsqueda de nuevos planetas a principios del siglo XX, esto debía hacerse de forma bastante artesanal: a ojo. Y luego de una larga y paciente observación, era posible determinar que, si un punto luminoso se movía, podía ser un planeta.
Precisamente es lo que dio paso al hallazgo de Plutón, considerado hasta 2006 como el noveno planeta del Sistema Solar, que fue descubierto el 18 de febrero de 1930 por un joven entusiasta de 24 años: Clyde Tombaugh; quien no contaba con estudios astronómicos, pero por su gran habilidad al construir microscopios, fue contratado por el Observatorio Lowell como astrónomo junior en 1929.
La revelación se realizó al comparar una gran cantidad de imágenes tomadas del cielo, con un instrumento llamado comparador de destellos y con la ayuda de su agudeza visual. “En concreto, tenía que comparar fotografías del cielo nocturno tomadas con varios días de separación para tratar de averiguar si alguno de los puntos luminosos se había movido. Dado que las estrellas están muy lejos, no se mueven con el paso de los días. Pero no pasa lo mismo con los planetas, que están mucho más cerca de la Tierra. Por eso, si un punto luminoso se mueve puede ser un planeta”. (Ciencia ABC.es: s/f)
Durante la década de 1840, se realizaron intentos por calcular el lugar y la masa de un planeta más allá de Neptuno; sin embargo, no se obtuvieron resultados en la búsqueda del llamado Planeta X. Fue hasta el siglo XX, que cobró impulso; “quien lograra localizarlo tendría el honor de descubrir el primer planeta nuevo en más de 50 años. Es así que esta incansable [carrera] atrajo la atención del aristócrata bostoniano Percival Lowell, quien mandó construir “un observatorio en Flagstaff, Arizona, que en 1905 se convirtió en el epicentro de la caza del Planeta X” (National Geographic: 2016). Así Lowell iniciaba la tarea de calcular y recalcular la probable posición del Planeta X. Lamentablemente falleció en 1916 sin saber si existía dicho planeta.
Actualmente, la misión del Observatorio Lowell “es continuar el estudio de la astronomía, especialmente de nuestro Sistema Solar y su evolución; realizar investigaciones sobre fenómenos astronómicos; y para mantener la educación pública de calidad y los programas de divulgación para llevar los resultados de la investigación astronómica al público en general”, (Lowell Observatory: 2019).
Tras un largo debate sobre el enigma que encierra Plutón, el 24 de agosto de 2006, la Unión Astronómica Internacional (UAI) decidió que no debería considerarse como un planeta, sino un planeta enano. Esta nueva denominación se debe a que los científicos descubrieron más objetos, con características similares a Plutón en los límites del Sistema Solar. Tal es el caso de UBS313 (más conocido como Xena), descubierto en 2003 por el astrónomo Mike Brown a 14, 550 millones de kilómetros de la Tierra con un diámetro mayor que la Tierra.
Según la UAI, un objeto del Sistema Solar es un planeta si:
Para conmemorar el descubrimiento del Planeta “enano” Plutón, #RedEscolar les propone realizar las siguientes actividades:
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