"La muerte es democrática, ya que, a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera."
- José Guadalupe Posada.
Conmemorar la ausencia de quien fuera famoso por pintar litografías e ilustraciones con escenas de muerte, estampas populares, escenas costumbristas, folclóricas y caricaturas de crítica política, inspiradas en la sociedad mexicana del siglo antepasado, es una oportunidad especial para enaltecer al personaje que popularizara la cultura mexicana a nivel internacional con la figura de La Catrina; el célebre grabador, ilustrador y caricaturista José Guadalupe Posada, a quien RedEscolar rinde tributo.
"Quien quiera gozar de veras / y divertirse un ratón, / venga con las calaveras / a gozar en el panteón."
José Guadalupe Posada.
El niño José Guadalupe Posada Aguilar nació el 2 de febrero de 1852, y desde muy temprana edad comenzó a desarrollarse como dibujante haciendo copias de imágenes religiosas y como ayudante en un taller de cerámica, después ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes. Entrada su adolescencia formó parte del taller litográfico de Trinidad Pedroza, donde aprendió los principios del arte litográfico.
Gracias a sus grandes habilidades para la caricatura, recién cumplidos los 19 años, ingresó al mundo del periodismo como dibujante, publicando sus primeras creaciones en el diario local El jicote. Junto a su maestro Pedroza, se mudó a León para dedicarse a la ilustración comercial; ciudad en la que abrió su propio taller, aprendió a grabar en zinc y comenzaría a trabajar como profesor de litografía. Durante esos años, también realizó grabados sobre madera y contrajo matrimonio con María de Jesús Vela.
Ya en su edad adulta, entre 1875 y 1888, se dedicó a colaborar con varios periódicos de León, como: La Gacetilla, El Pueblo Caótico y La Educación. Por aquellos tiempos tendría oportunidad de adquirir la imprenta de Trinidad Pedroza; pero fue obligado a trasladarse a la capital mexicana, tras las inundaciones ocurridas en la ciudad de León en el año 1888. Una vez en la Ciudad de México, comenzó a trabajar para distintos periódicos como: La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas, El hijo del Ahuizote, etcétera.
Estas publicaciones y su peculiar estilo crítico le valieron la fama, lo que meses antes habría parecido impensable; en este sentido, Posada como crítico de la época porfirista, retrató principalmente la desigualdad social, revelando las injusticias y los más crudos escenarios de aquella vida, incluyendo a todos los estratos de la sociedad mexicana. Don Lupe se caracterizó por describir el espíritu del pueblo mexicano atravesando líneas como la magia, la religión, la política y los miedos por el fin del mundo y el fin del siglo, como se pensaba que llegaría.
"Posada nació el día en que murió don Lupe, para vivir eternamente, aunque sus huesos se hayan perdido para siempre, y es que su obra subyace en el inconsciente del ser del mexicano, y está ahí ya para siempre, y por los siglos de los siglos."
- Agustín Sánchez (sobre José Guadalupe Posada).
De la mano y admiración de Diego Rivera, Posada fue considerado como uno de los artistas que más defendieron y se identificaron con el sentir del mexicano. El mismo Rivera se autoproclamó hijo de Posadas y de La Catrina en su mural Sueño de una tarde de domingo en la Alameda.
Con sencillez, poesía y picardía demostró siempre sus habilidades como dibujante; sin duda, la ilustración es el estilo que le abriera las puertas, aun yendo en contra de las técnicas académicas establecidas a finales del siglo XIX, pero sería el grabado lo que lograría darle una consolidación en las artes.
La mayoría de sus ilustraciones fueron caricaturas políticas publicadas en volantes, folletos, gacetas hasta diarios impresos de amplio tiraje.
Construyó la imagen de la calavera en diferentes momentos de la vida cotidiana del mexicano; de manera crítica resaltó las problemáticas de la época que dejó representadas en sus grabados con calaveras vestidas de gala, en fiesta de barrios, en calles urbanas, en las casas de los ricos. Del mismo modo dibujó calaveras montadas a caballo, en bicicleta, con las que señalaba las lacras, la miseria y los errores políticos del país.
La Catrina Garbancera es un grabado que ha perdurado hasta nuestros días, como una representación de aquellos mexicanos que olvidaron y despreciaron su origen y raíces, al alcanzar una alta posición social y la riqueza de la época porfiriana. Incluso, hay quienes afirman que, en El Laberinto de la Soledad, Octavio Paz se refirió a la muerte desde la concepción de Posada, como algo que refleja nuestra vida cotidiana.
Simbolismos que son el sello particular de nuestro grabador, como el de la muerte que no espanta a nadie; por lo que los mexicanos podemos convivir con ella día a día. Algo que quizá, sin darnos cuenta, repercute en nuestra tradicional celebración del 1º y 2 de noviembre.
El 20 de enero de 1913 José Guadalupe Posada perdió la vida en la Ciudad de México, lamentablemente fue hasta después de su muerte que su trabajo alcanzó la cúspide; su legado marcó influencia en artistas como José Clemente Orozco, Diego Rivera y, Leopoldo Méndez, entre otros. Su obra, presumiblemente efímera, quedó para la posteridad por muchas razones. Toda su producción, realizada con la sabiduría e ingenio y modestia extrema, jamás alcanzó la vanagloria.
Cronista excepcional que pintó la tragicomedia mexicana de un siglo que terminaba y otro que nacía, al captar todas esas historias de la vida cotidiana; Posada, como pocos artistas, ha trascendido en la imagen de un artista mexicano que se volvió universal.
“La muerte que se volvió calavera, que pelea, se emborracha, llora y baila. La muerte familiar, la muerte que se transforma en figura de cartón articulada y que se mueve tirando de un cordón.”
-José Guadalupe Posada.
Después de revisar la información sobre nuestro personaje central, los invitamos a realizar las siguientes actividades: