Yo […] digo ahora: la historia se compone de resurrecciones; nada ha muerto, todo resucita y todo vive cuando ha resucitado, si se apropia y sabe adaptarse a las nuevas necesidades, a los nuevos medios. [...] para mí no debía haber muerto, sino que debía haberse transformado; eso sí, radicalmente transformado.
- (ANUIES, s.f.).
En RedEscolar conmemoramos el aniversario luctuoso del incansable defensor de la educación, Justo Sierra Méndez; escritor, historiador, periodista, poeta y político mexicano, considerado el “Maestro de América”, (INBAL, 2019). Quien además incursionara en el arte literario a través del relato, el cuento, la novela y el teatro.
Poco antes de su muerte sucedida en el año de 1912, Porfirio Díaz había renunciado a la Presidencia de México y Justo Sierra dejó de ser Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Dos años después, Francisco I. Madero lo nombraría Ministro Plenipotenciario de México en España, (1911-1912), donde ocurrió su muerte.
Sus restos fueron traídos a México a bordo del “Trasatlántico España”. Durante su trayecto fue homenajeado y, una vez en México, sepultado con grandes honores en el Panteón Francés de la Piedad, cementerio de la Ciudad de México. (Ruiza, M., et.al, 2004).
A cien años de su nacimiento (1948), fue nombrado Maestro de las Américas, título que le otorgaron varias universidades de América Latina, entre ellas, la Universidad Nacional Autónoma de México. Al tiempo que sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres, hoy Rotonda de las Personas Ilustres; un espacio creado en 1872, a iniciativa del entonces Presidente de la República Sebastián Lerdo de Tejada, dentro del Panteón Civil de Dolores, en la Ciudad de México; lugar donde se localizan los restos mortuorios de aquellas personas que han realizado importantes contribuciones a lo largo de la historia para el engrandecimiento de México. (Fundación para las letras Mexicanas y Secretaría de Cultura, 2018).
En esta conmemoración, la UNAM ha editado sus Obras completas, en 15 tomos dirigida por Agustín Yáñez, (Wikiwand, s.f.).
Escucha una semblanza sobre Justo Sierra en el programa “Independencia y revolución”, transmitido en abril de 1985 por el Instituto Mexicano de la Radio. (IMER, 1985).
Justo Sierra, uno de los grandes educadores de México en los años de transición de los siglos XIX y XX; reconocido por su interés en el campo de la educación y formación de las jóvenes generaciones. Al ejercer la abogacía (1871) le permitió hacer valer su candidatura como diputado del Congreso de la Unión, en donde presentó un proyecto para dar a la educación primaria el carácter de obligatoria; al mismo tiempo que presentó un proyecto de ley con la finalidad de reinstalar la Universidad Nacional de México, que prosperaría pasados 30 años. (El cuento desde México, s.f.)
En 1908, se aprobó la Ley de educación primaria, la cual debía ser oficial, nacional y obligatoria para alumnos entre los 6 y 14 años de edad. Con esta aprobación, Sierra proponía estimular en los estudiantes “el amor a la patria mexicana y a sus instituciones”. (García, 2010)
Asimismo, planteó la intervención de una nueva pedagogía con la utilización de nuevos métodos de enseñanza basados en la lógica y en la experiencia para ayudar a los estudiantes a pensar y no a memorizar. También, impulsó la entrega de desayunos escolares a nivel primaria y becas educativas a estudiantes sobresalientes. (Montes, s.f.)
La conjunción con la cultura y sus experiencias políticas y culturales, así como su profundo conocimiento de la historia y maestro en esta asignatura, lo motivaron a escribir libros de Historia, en especial sobre la Historia Nacional e Historia Universal; fundamentados en pedagogías modernas que incluían ejercicios para reforzar el conocimiento y promover el interés y gusto por la materia. Siempre mantuvo el ideal de que los libros debían ser limpios, baratos y duraderos.
Por su gran dedicación en la Historia, escribió obras como “Social, que fue dada a conocer al público por primera vez, en el libro titulado México: su evolución social. J. Ballescá y Cia. México, de 1900-1902. En 1977.” (Rovira, s.f.)
Después de varios intentos, presentó el proyecto para la fundación de la Universidad Nacional (abril 1910), siendo ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes; presentó de nuevo ante la Cámara de Diputados, la “iniciativa” para la fundación de la Universidad de México, que fue aprobada e inaugurada (22 de septiembre de ese año), constituida por la Escuela Nacional Preparatoria, la Escuela de Medicina, la de Ingenieros, la de Jurisprudencia y de Bellas Artes”. (Fundación UNAM, s.f.)
“Pensaba en una universidad que se apoyara en la realidad mexicana, que gozará de autonomía científica y atendiera las necesidades tanto de docencia como de investigación, la cual se realizaría en el campo de los estudios históricos, jurídicos, arqueológicos, económicos, literarios, políticos y artísticos”. (UNAM, s.f.)