La convivencia sana es primordial entre aquellos que integramos la sociedad, en este caso concreto, entre quienes formamos parte de una comunidad escolar. Es cierto que los formadores de docentes tenemos una resposabilidad de gran magnitud, sin embargo, es compartida con otras esferas en las que se desenvuelve el estudiante; de tal suerte que los alumnos de educación superior -con una intervención oportuna del docente-, son los protagonistas en la resolución de problemas y dificultades presentadas durante la dinámica escolar.
En este sentido, el profesor debe ser una autoridad ética y moral, que a través del ejemplo favorezca escenarios favorables para el aprendizaje, impactando de manera positiva en las competencias genéricas, profesionales y disciplinares de los jóvenes en formación.